miércoles, 23 de abril de 2014

Centralia, suelo radiante gratis

Posted by Unknown On 5:11 | No comments
El municipio de Centralia (Columbia, Pensilvania) existe desde 1.841, oficialmente se registro en 1.866. En 1.981 la población superaba los 10.000 habitantes, sin embargo, en la actualidad solo esta habitada por una decena de personas.


La principal actividad económica, que impulso el crecimiento de la ciudad, se encontraba bajo los pies de sus habitantes, el carbón.

En los años 60 la mayoría de las empresas dedicadas a su extracción abandonaron el negocio. Coincide esta espantada de las empresas mineras con la llegada al lugar de los Molly Maguires, una sociedad secreta compuesta principalmente por mineros irlandeses quienes controlaban la mayoría de las minas de antracita de Pensilvania, desde la Guerra Secesión hasta que una serie de arrestos debilitó a la sociedad entre 1.876 y 1.878.



Históricamente, los vertederos se establecían en canteras en desuso y minas abandonadas. Por lo que el vertedero se encontraba en una de las fosas abandonadas de la mina. En 1.962 este se vio afectado por un incendio que fue sofocado por los bomberos sin saber la tragedia que se cernía. Y es que aunque en superficie no se apreciaba ningún riesgo, el fuego se había propagado a una mena de carbón, que comenzaría a arder hasta la actualidad.

La inhalación de monóxido de carbono producido en la combustión hizo enfermar a los habitantes, varios intentos por sofocar el fuego se llevaron a cabo pero resultaron infructuosos. Solamente hasta que un empleado de una gasolinera quiso comprobar el nivel de combustible de los tanques subterráneos, alarmado por la temperatura del mismo (introdujo un termómetro que marcó 78ºC) se dieron cuenta de la magnitud de la situación.

Los datos de las temperatura subterráneas indican las áreas de incendios y las "zonas frías".

En 1.984 el gobierno norteamericano, designó un plan de reubicación y la mayoría acepto mudarse a otros pueblos vecinos, aunque hubo una minoría que decidió quedarse.

Hoy día, Centralia es un lugar abandonado y fantasmal. La mina, de 13 km de extensión, sigue ardiendo a unos 1.500 m de profundidad, y se calcula que contiene carbón para hacerlo durante 250 años más.
La carretera estatal 61, que fue cerrada a mediados de los 90, es un lugar auténticamente espectral. Un enorme cartel nos advierte del peligro poco antes de llegar: “Incendio en mina subterránea. Adentrarse en este área puede ocasionar graves daños o la muerte. Gases peligrosos. Peligro de hundimiento”. La fuerza del incendio ha rajado la carretera en dos; una gigantesca grieta que cruza de un lado a otro como si la tierra acabara de estallar.



Estatal 61







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